Visión de los líderes. Domingo Speranza analiza el sector
Diciembre 2024 | Domingo Speranza
En la actualidad quien tiene la información tiene la ventaja más importante para la toma de sus decisiones, en este contexto, emerge con prominencia la importancia de comprender y analizar a fondo el ciclo inmobiliario. Este indicador es un pilar fundamental para inversionistas, empresarios, consultores y todo aquel que esté involucrado en la finca raíz corporativa.
En el transcurso de este artículo, exploraremos en profundidad la relevancia de incorporar un análisis exhaustivo del ciclo inmobiliario en la toma de decisiones, destacando su papel fundamental en un entorno donde la pericia y la estrategia son pilares inquebrantables para el logro de objetivos sólidos y sostenibles.
Para los que no están familiarizados con este indicador, el ciclo inmobiliario es un concepto fundamental en el ámbito de los bienes raíces que se refiere a las fases recurrentes por las que atraviesa el mercado inmobiliario a lo largo del tiempo. Estas fases incluyen períodos de expansión, contracción y recuperación, cada uno con características y efectos específicos sobre la oferta, la demanda y los precios de las propiedades. Este es similar a los ciclos económicos generales, en donde este tipo de herramientas se usa para comprender cómo evolucionan y fluctúan las condiciones del mercado inmobiliario, lo que a su vez influye en las decisiones de inversión y desarrollo en el sector.
Durante esta fase, la demanda de propiedades comerciales supera la oferta disponible. Los precios de los activos inmobiliarios tienden a aumentar de manera constante. Un ejemplo de esta etapa podría ser el período entre mediados de la década de 2000 y 2007, cuando hubo un auge en la construcción de centros comerciales y espacios de oficinas en lugares emblemáticos como Miami en Estados Unidos, el distrito financiero de Dubái en Emiratos Árabes Unidos, y las zonas turísticas en las costas de España. En estas ubicaciones, la demanda de propiedades superó con creces la oferta, generando un incremento sostenido en los precios y un frenesí de construcción.
En esta fase, el mercado experimenta un exceso de oferta y una disminución en la demanda de propiedades, por ley de oferta y demanda evidentemente esto puede llevar a una caída en los precios y una mayor tasa de disponibilidad. Un ejemplo se observó después del auge inmobiliario en 2008, cuando la crisis financiera mundial provocó una disminución abrupta en la demanda de espacios de oficinas y locales comerciales. Esto impactó a ciudades como Nueva York en Estados Unidos, donde el mercado inmobiliario comercial experimentó una contracción significativa. Las construcciones se paralizaron, los precios cayeron y la vacancia aumentó drásticamente.
Esta etapa se caracteriza por un cambio significativo en la dinámica del mercado inmobiliario, impulsado por condiciones económicas adversas, recesiones económicas globales o crisis financieras.
En la etapa de recesión, los inversionistas y ocupantes suelen adoptar una postura más cautelosa debido a la incertidumbre, aumenta la disponibilidad de propiedades en el mercado, y continúa una presión descendente en los precios de los activos inmobiliarios. Durante esta fase, las empresas pueden reevaluar sus necesidades de espacio y buscar reducir costos, las construcciones y desarrollos también pueden frenarse.
Un ejemplo reciente de la fase de recesión en el ciclo inmobiliario se vivió durante la pandemia de COVID-19 en 2020. Las restricciones de movilidad, el trabajo remoto y la incertidumbre económica llevaron a una disminución en la demanda de espacios comerciales y oficinas en muchas ciudades de todo el mundo. La disminución de la actividad económica tuvo un impacto directo en el mercado inmobiliario, resultando en una caída en los precios y una mayor disponibilidad de propiedades.
Tras la fase de contracción, sigue una etapa de recuperación, en el cual la demanda comienza a aumentar nuevamente a medida que los precios se estabilizan y las condiciones económicas mejoran, En esta etapa, el mercado alcanza un equilibrio entre la oferta y la demanda, lo que resulta en un crecimiento más moderado de los precios y una menor volatilidad. Un ejemplo de ello puede ser a mediados de la década de 2010, cuando muchas ciudades latinoamericanas como Bogotá, Ciudad de México y São Paulo experimentaron una recuperación gradual en el mercado de bienes raíces. La reactivación económica y la inversión extranjera contribuyeron a revitalizar el sector y atraer nuevamente a inversores y ocupantes, como resultado se logra en esta fase un crecimiento importante del inventario de metros cuadrados y un escalonamiento en las especificaciones de estos actualizándose y modernizándose.
Otro ejemplo es el período previo a la pandemia de COVID-19, cuando el mercado inmobiliario comercial en ciudades como Santiago de Chile y Buenos Aires en Argentina estaba experimentando una estabilización. Los precios de los activos mantenían un ritmo constante decrecimiento y las empresas se centraban en optimizar la ocupación y gestión de sus espacios.
De acuerdo con Juan Flores, Director de la división de Research de Newmark; los mercados latinoamericanos de oficinas ya están mostrando claros signos de recuperación.
“Después de haber pasado por la fase más crítica del ciclo inmobiliario, diversos indicadores muestran una mejora. Por ejemplo, durante las etapas más críticas de la pandemia, la absorción presentaba números negativos de 550 mil metros cuadrados desocupados, en 2022 se redujo a 100 mil metros cuadrados y por primera vez al cierre del primer semestre de 2023 tenemos una absorción positiva de 95 mil metros cuadrados.
Otro indicador de esta recuperación es la tasa de disponibilidad, que no ha aumentado y se mantiene en niveles del 23%. Además, la construcción de nuevos edificios de oficinas se ha reducido de 2.9 a 2.3 millones, lo que podría resultar en una disminución de la tasa de disponibilidad en 2024.
Sin lugar a dudas, estas son buenas noticias para y la mayoría de los mercados Latinoamericanos ya están en proceso de recuperación dentro del ciclo inmobiliario, pero siempre esta recuperación está ligada al buen desempeño económico de cada país.”
Aurora Turriago
Research & Marketing Director, Newmark Colombia
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