Visión de los líderes. Domingo Speranza analiza el sector
Diciembre 2024 | Domingo Speranza
En principio debemos indicar que existe una relación importante entre la actividad industrial y la financiera, y esa es el largo plazo.
Sin embargo, la industria peruana no ha podido tener en consideración este concepto como parte de su desarrollo por diversas razones. En el caso de aquellas industrias que han empezado como emprendimientos, han priorizado el conocimiento de la actividad empresarial y han hecho uso inmediato de sus limitados recursos propios en patrimonio inmobiliario, sin prever que, para futuras necesidades de capital de trabajo, las entidades financieras no estarían en capacidad de brindarles apoyo por el exceso de riesgo que representa una industria de este tipo.
Por su parte, las industrias consolidadas con excedentes de ingresos, han buscado refugio en la inversión en activos inmobiliarios, con la idea que les sirva como garantía o colaterales a fin de obtener capital necesario para su actividad principal, sin considerar que eso representa disminuir su disponibilidad y flexibilidad de liquidez.
Con el desarrollo y la estabilidad del país, y ante la necesidad de expandir operaciones, muchas industrias han visto limitados sus recursos o han tenido que recurrir a patrimonio personal, al no contar con líneas de créditos bancarios suficientes o al haberlas topado. Esto debido a la alta inversión que se requiere en un desarrollo industrial para la compra de terreno, la preparación del expediente técnico y autorizaciones, la construcción, las obras complementarias e implementación.
La buena situación económica del país durante los últimos 25 años y el crecimiento de la industria han originado el surgimiento de fuentes de financiamiento que ofrecen mejores condiciones económicas, y el desarrollo de otros vehículos financieros que permiten a las empresas dirigir sus recursos de manera más eficiente hacia su core business.
Factores como la baja inflación y la estabilidad del tipo de cambio llevaron a que, junto con los bancos, otras entidades enfocadas en la inversión de largo plazo como las compañías de seguros, los fondos de inversión, inversionistas privados, family offices, los crowdfunding, y los fideicomisos, vieran en los bienes raíces una oportunidad y que invirtieran en lo que en el mercado se conoce como “inmuebles estabilizados”, es decir, inmuebles que generan rentas.
En un principio, esta modalidad de inversión tuvo mayor presencia en el sector de oficinas, y se ha ido adecuando a las variaciones de precios de venta, precios de renta y de cap rate esperados en este tipo de operaciones.
La incorporación de las entidades financieras al mercado de capitales ofreciendo –a personas o empresas— flujo de efectivo para continuar sus operaciones y considerando que el patrimonio inmobiliario no necesariamente es el core business de una empresa, nos permite decir que el negocio inmobiliario dejó de ser “cemento, fierro y ladrillo” para ser objeto de un importante análisis como negocio financiero. Decimos eso porque ante la necesidad de liquidez de un propietario, se puede hacer uso de una modalidad que integra el negocio financiero con un bien raíz.
Para la industria, el Sale & Leaseback es una estupenda herramienta para el desarrollo empresarial, pues convierte una operación inmobiliaria en dos transacciones simultáneas: una venta y un arrendamiento, en las que el propietario (persona natural o empresa) vende su inmueble a un inversionista, a condición de quedar como arrendatario, bajo condiciones previamente pactadas.
El Sale & Leaseback le permite al propietario obtener liquidez de parte de un inversionista en muy poco tiempo (de 45 a 60 días), vendiendo su inmueble a valor comercial. Además, los fondos que obtiene le permiten reperfilar sus obligaciones de corto a largo plazo.
Por otro lado, sus líneas de crédito bancario se mantienen libres pues no contará con deudas en el sistema financiero. También tendrá la opción de recompra con crédito hipotecario al vencimiento del contrato de arrendamiento o será libre de buscar otra alternativa según sus nuevas necesidades.
Finalmente, al no tener la necesidad de mudarse, supone un importante ahorro en la implementación de una nueva sede, así como mantener capital humano calificado en el que ya se ha invertido brindándole capacitación y experiencia.
Al tratarse de un arrendamiento de 10 años renovables, el ahora arrendatario tienen un horizonte de largo plazo para la toma de decisiones de inversión de su capital de trabajo.
Asimismo, la renta que pagará será mejor que el interés bancario que podría obtener, ya que debe estar en el orden del 10% del valor comercial de la venta.
Por último, el valor de recompra se podría establecer desde el inicio del contrato de arrendamiento o fijarlo de mutuo acuerdo al término del mismo.
Desde el punto de vista tributario, la empresa reduce su impuesto a la renta, pues retira de los estados financieros el activo inmobiliario. Además, se determina un gasto adicional por la renta pactada más el impuesto al valor agregado, sincerando el coste de un arrendamiento sobre el proceso productivo.
Por lo expuesto, podemos concluir que la toma de decisiones en el proceso de los bienes raíces corporativos está íntimamente ligada a la rentabilidad y, por ello, cuando se tiene una visión financiera, el Sale & Leaseback es una herramienta importantísima y poderosa que le permitirá a la industria hacer uso eficiente de sus activos inmobiliarios como instrumentos para el desarrollo empresarial.
Enrique Cabrera
President Peru
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