El valor del Facility Management en la administración y eficiencia de oficinas corporativas
Noviembre 2024 | Francisco Castillo
Un hotel impacta de manera positiva en la calidad del espacio urbano y arquitectónico, en el desarrollo económico, en la generación de empleo de calidad directo e indirecto, en la seguridad y calidad del espacio público, en la rentabilidad y valor del real estate.
A menudo, podemos identificar al hotel como el mejor edificio de la cuadra, del barrio, y en ocasiones, del destino.
Los hoteles se conciben, proyectan y construyen como puntos de atracción, como lugares a los cuales las personas quieran ir, quieran permanecer y, sobre todo, regresar.
Asimismo, por el origen regional e internacional de sus ocupantes, los hoteles deben cumplir con normativas de espacio, confort y seguridad internacionales. En general, muy superiores a la media local.
Al turismo se lo suele definir como la “industria sin chimeneas”, cuestión que se encuentra cada vez más vigente y con mayores posibilidades de desarrollo.
Los hoteles generan una enorme cantidad de puestos de trabajo directos de calidad, registrados y “en blanco”. La cantidad de empleados por habitación varía en función de la categoría del establecimiento, del modelo de negocio y la oferta de servicios disponible, sin embargo contamos con un mínimo de 1 empleado cada 20/30 habitaciones, hasta hoteles de súper lujo en los cuales contamos con 20/30 empleados por cada habitación.
Asimismo, por cada empleo directo del hotel, se estima un rango de 10/20 empleados indirectos relacionados con diversos servicios.
Por último, los hoteles generan enormes externalidades positivas en su entorno inmediato, potenciando la actividad comercial de proximidad en todo lo relativo a consumo en bares y restaurantes, compras, espectáculos y entretenimiento.
Esto resulta muy atractivo, para desarrollos inmobiliarios de usos mixtos, en los cuales el hotel además de proveer espacios de uso complementarios a las otras actividades, genera una enorme cantidad de potenciales consumidores para cualquier otro uso comercial que se integre al emprendimiento.
Desde el momento en que un hotel abre sus puertas, las mismas permanecen abiertas durante las 24 horas, los 365 días del año. Y salvo en los casos de cierre total por reformas, suelen quedar abiertas para siempre.
Mantener las puertas siempre abiertas, implica contar con medidas de protocolo y seguridad que benefician de manera directa a los huéspedes y colaboradores del hotel, a la vez que contribuye de manera indirecta al lugar en el cual este se encuentra emplazado.
Los hoteles reciben de manera cotidiana una enorme cantidad de insumos necesarios para la correcta prestación de sus servicios, a la vez que generan una enorme cantidad de residuos. Por el gran volumen de esas mercaderías, y por la exposición natural con la que cuenta un hotel, se han desarrollado protocolos de reducción, clasificación y reutilización de materias primas y desarrolladas, que redundan en una mejora del espacio público inmediato. Existen excelentes ejemplos de reutilización de comidas en excelente estado para comedores comunitarios, así como asociaciones entre los hoteles y grupos de reciclaje urbano que se ocupan de su transporte hacia los puntos de reciclaje o disposición final.
Los desarrollos inmobiliarios hoteleros, combinan de manera muy eficiente los generadores de rentabilidad para los inversores y accionistas.
Por su carácter de “fábricas sin chimeneas”, los hoteles generan flujos de caja positivos durante toda su vida, los cuales se encuentran avalados por la potencia del destino, la reputación de la marca que lo patrocina, y la habilidad y eficiencia del operador.
Ese flujo de caja, además de retribuir a los accionistas con tasas iguales o superiores a las asociadas a inversiones con muy bajo riesgo, incluye dentro de los egresos el mantenimiento del activo tanto desde el punto de vista de sus instalaciones como desde lo que afecta a su atractivo para atraer y retener a sus clientes.
De manera complementaria a los flujos de caja recurrentes vinculados a la operación, los hoteles resultan un excelente refugio de valor de medio y largo plazo. En general, los hoteles en los cuales se ha articulado de manera correcta, el potencial del destino, la exposición de capital inicial, y el modelo de negocio operativo, cuentan con plusvalías de medio y largo plazo muy superiores a la de otros productos de inversión en real estate con mayor exposición al ciclo económico.
Por último, en un mundo en el cual la tecnología permite la independencia entre el lugar de residencia y el lugar en el cual se desarrolla la actividad económica, una enorme comunidad de nómades digitales demanda hoy y demandarán más a futuro, lugares donde dormir cuando se encuentren “cada vez más a menudo y por más tiempo”, fuera de casa.
Sofía Speranza
Coordinadora de Marketing & Comunicación, Newmark Argentina
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