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Octubre 2025 | Francisco Castillo
En el mercado inmobiliario mexicano existen diferentes esquemas de compraventa que buscan dar seguridad tanto al comprador como al vendedor. Uno de ellos es la venta con reserva de dominio, una figura jurídica que, aunque no siempre es tan conocida, puede ser una gran alternativa en operaciones a plazos o preventas.
La reserva de dominio permite que el comprador utilice y disfrute del inmueble desde el inicio, pero el vendedor conserva la titularidad legal hasta que se liquide el precio total. A diferencia de una compraventa tradicional, aquí el vendedor mantiene un mayor control hasta que se cumpla con la totalidad del pago.
Este esquema representa una ventaja importante para quien vende, ya que el inmueble continúa inscrito a su nombre. En caso de incumplimiento, puede recuperarlo con mayor facilidad, evitando procesos judiciales largos y costosos.
El comprador también está protegido: al cumplir con el pago total, tiene la certeza de que recibirá la propiedad libre de condiciones y sin riesgo de que el vendedor cambie de opinión o intente venderla a alguien más.
Una diferencia importante respecto a los créditos entre particulares es que este contrato ofrece mayor formalidad al estar respaldado por la seguridad jurídica y la intervención de un notario, lo que elimina los riesgos de acuerdos informales. Además, las condiciones de pago pueden adaptarse a las necesidades de las partes: ya sea mediante plazos mensuales, trimestrales o esquemas especiales, se logra un equilibrio entre flexibilidad y certeza.
El hecho de firmar ante notario y poder inscribir el contrato en el Registro Público de la Propiedad añade un nivel extra de transparencia, lo que ayuda a reducir riesgos de incumplimiento y brinda confianza tanto al comprador como al vendedor. El notario desempeña un papel esencial en este proceso, ya que valida la operación, certifica que se cumpla con la legalidad y protege los derechos de ambas partes.
En caso de incumplimiento por parte del comprador, el vendedor conserva la propiedad a su nombre y puede recuperarla de forma más sencilla. Incluso, tiene la posibilidad de quedarse con una parte o la totalidad de los pagos realizados como compensación. Asimismo, al inscribir el contrato en el Registro Público, la operación adquiere mayor certeza jurídica y permite abrir la puerta a esquemas de financiamiento respaldados por el inmueble.
La reserva de dominio es especialmente útil en:
Ventas a plazos.
Preventas de inmuebles.
Operaciones de terrenos, casas o locales comerciales.
En todos estos casos, permite al comprador acceder al inmueble de forma anticipada y al vendedor mantener la seguridad de que su patrimonio está protegido hasta recibir el pago total.
La reserva de dominio es una alternativa que da confianza a todos: el comprador puede disfrutar del inmueble con plazos de pago a su medida y la certeza de que será suyo al liquidar, mientras que el vendedor mantiene protegido su patrimonio hasta el final. En un mercado inmobiliario tan dinámico como el mexicano, este esquema se convierte en una opción práctica, flexible y segura para cerrar acuerdos sin preocupaciones.
Juan Ramón Ramírez
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