Lo cierto es que este fenómeno se explica, en gran medida, debido al incremento desmedido del auto particular y la falta de planificación e inversión en transporte público masivo e intermodal en la mayoría de urbes latinoamericanas. Este círculo vicioso, en el que un trabajador se encuentra exhausto por utilizar un sistema de transporte público lento, saturado y que no responde a los desplazamientos de su hogar a su centro de labores, lo orillará a comprar un vehículo. Este ocupará un espacio físico en calles y avenidas que, en promedio solo movilizará 1.5 personas, y, al multiplicarse esta situación, terminará por saturar el espacio, incrementar el tráfico, aumentar los tiempos de traslado y colapsar el sistema de transporte para públicos y privados.